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sábado, 17 de octubre de 2015

El tridente y el espantapájaros (vcmr)

No, no me olvidé, pero el segundo relato del último reto de Vuestras consignas, mi relato ha tardado. Es por ese proyecto secreto al que nada le queda para ser desvelado. Recordaréis que recibí muchas más palabras de las esperadas: Tridente, camarote, nube (D.C. López), sueño, azar (Fernando García-Pañeda), espantapájaros y baúl (Judith). Como eran muchas palabras para un relato tan corto, dividí las palabras por la mitad para hacer dos relatos. Este es el anterior, y quedaban tres palabras: tridente, azar y espantapájaros, que son las que he usado en este nuevo relato que, además, tiene algo especial, pues pertenece a un género literario con el que nunca había experimentado, ¡la fábula!

 El tridente y el espantapájaros
Érase que se era un tiempo lejano en el que el dios de los mares ofendió a una sirena. Ella, por un golpe de azar, pudo robarle su tridente y se lo llevó a su amante humano, al que pidió que escondiera el símbolo de poder del dios en el lugar más lejano al mar que encontrara. El hombre así lo hizo y, tras andar tierra adentro varios días, entregó el tridente a unos labradores que, como no sabían para qué servía esa extraña horca, la usaron para clavar un espantapájaros en medio de sus campos.
El tridente mágico se sintió muy solo, así que dio vida al espantapájaros, que abandonó el campo usando el tridente como bastón. Fueron muchas las aventuras que vivió y mucha a la gente a la que ayudó gracias a la magia del tridente, hasta que, un día, llegó al mar.
-No, no te metas en el mar -le dijo el tridente al espantapájaros-. Tu paja se mojará y te desharás.
El espantapájaros confió en el buen juicio de su amigo, pero el dios de los mares, que estaba cerca y quería recuperar su arma, le gritó desde la orilla:
-No hagas caso a ese tridente traidor. No quiere que te metas en el agua porque sabe que, si lo haces, te volverás humano y ya no le necesitarás.
El espantapájaros, que siempre había querido ser humano, le dijo a su amigo que no se preocupara, porque seguiría junto a él aunque ya no le necesitara.
-No, no le hagas caso -le rogó el tridente.
Pero el dios de los mares siguió tentando al espantapájaros y, al tirarse de cabeza al mar, se deshizo.
Moraleja: No hagas caso de desconocidos que, queriéndote mal, te incitan a hacer algo en contra de lo que tus buenos amigos te aconsejaron.

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2 comentarios:

  1. Hola!!
    Pues para ser el primero te ha quedado super genial, me gusto mucho esta nueva fabula, le va perfecta!!!
    Besos.

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    Respuestas
    1. ^^ me alegra, cuando lo empecé no estaba segura de cómo saldría.

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