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Todos los relatos cortos y personajes de este blog son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia

jueves, 30 de junio de 2011

Va de buenas noticias... literarias

 ¡Por fin puedo desvelar la gran noticia que me he estado aguantando toda la semana! Porque este lunes me llamaron para decirme ¡que había quedado finalista en el IV Concurso de Microrrelatos de Caja de Ávila (2011)! No lo he comunicado antes porque me dijeron que no podía hasta que se comunicara a los medios, pero ahora que es oficial ya puedo contároslo :) 
Ya podéis imaginar la ilusión que me hizo (aunque no haya ganado dinero ni nada por el estilo XD), hasta el punto de que, cuando me lo comunicaron, no pude evitar soltar un:
- ¡Qué guay!
Toda mi familia se me quedó mirando (pensaban que me habían aceptado para trabajar en Ikea) y se hizo un extraño silencio al otro lado de la línea (o eso me pareció a mí). Pasé mucha vergüenza... pero bueno el caso es que teniendo en cuenta la gran participación que hubo, quedar finalista no está nada mal ¿verdad?
Con este ya son tres los reconocimientos literarios oficiales fuera de la blogosfera (los otros dos son la publicación de mi relato El pueblo de las montañas en el libro físico Miradas de Navidad 5 y la publicación de uno de mis microrrelatos en Literatura Comprimida 2009).


Por si fuera poco, ¡He ganado el concurso random de La voz de Astarielle!

Luego hay un par de noticias menos buenas que empañan la semana:
- Como ya he dicho, no me han llamado de Ikea y probablemente ya no lo hagan... Lo cual es una pena porque trabajar en ikea mola y realmente necesito un trabajo de fin de semana (me da igual de lo que sea...) para compatibilizarlo con el bar los días de diario.
-De momento, sólo se ha presentado Karol al concurso de portada y nadie al resto... sólo hay dos personas para el sorteo... esto no avanza... Pero bueno, en esto tengo paciencia, porque no se hace de la noche a la mañana. XD

Relato romántico: El reencuentro

Este es el relato que hice para Las alas de la libertad y que quedó segundo. Pronto comunicaré otra buena noticia: por el momento no me dejan, pero estoy muy contenta...

El reencuentro

Desde que Marga y su novio Aidan lo dejaron, se había esforzado por fingir que todo iba maravillosamente. Para ello, recomendada por su libro de autoayuda, se arreglaba cuidadosamente todos los días y, con su mejor sonrisa, salía por las zonas de la ciudad que él solía frecuentar. Quizás así, cuando Aidan se encontrara con ella, se daría cuenta de que podía vivir sin él y de que no era tan dependiente, lo que invalidaría el único motivo válido que Aidan dio cuando la dejó.
Pero claro, cuando estaba en casa la cosa cambiaba. Se vestía con el pijama y se dedicaba a ver los videos en los que aparecían juntos, inflándose a helado de chocolate. Luego, se sentía culpable por haber comido tanto dulce y se mataba a hacer deporte para quemar las calorías consumidas (después de todo, cuando saliera por ahí con la esperanza de encontrarse con su ex, no podía estar como una vaca), tras lo cual volvía a empezar el ciclo.
Fue en uno de esos momentos, recién duchada y con el dvd cargándose, cuando se dio cuenta de que su único sustento (el helado de chocolate belga) se había acabado. No solo eso, sino que encima no quedaba más que una onza de su tableta de chocolate y, por más que buscó, no pudo dar con galletas, bombones ni cualquier otro dulce. 
Con todo su pesar, se dio cuenta de que tenía que ir a la tienda. Como Aidan no vivía por esa zona (y tampoco iba a tardar tanto, porque el supermercado estaba en la calle de enfrente) se puso el chándal y bajó en zapatillas de andar por casa. Ya en el supermercado, cogió una cesta de la compra y fue directa a la sección de dulces, con tal mala suerte de que, cuando tenía la bolsa ya medio llena de chucherías y helados, creyó ver a su ex.
Soltó un gritito, se agachó detrás de un mostrador de productos y comenzó a espiarle. Para su horror, parecía mejor que nunca e iba acompañado de una mujer preciosa e increíblemente escultural. Se sintió ridícula. Sabía que Aidan no podía entrar en un supermercado sin llevarse unas palmeras de chocolate, así que se desplazó sigilosamente, ante las miradas atónitas del resto de clientes, a la sección de dietética, donde perdió de vista a la pareja. Una vez a salvo, cerró los ojos y respiró hondo.
-¿Marga? –escuchó sobresaltada decir a Aidan a su espalda. Se sintió como si estuviera en una película de terror, cuando el malo estaba detrás de la chica y ella no quería volverse para no ver el rostro de su asesino. Pero quien estaba detrás era su ex, lo cual era mucho peor teniendo en cuenta las pintas que llevaba.
Tierra trágame, pensó. Pero, como la tierra no la hizo caso y seguía firmemente anclada a ella, se giró lentamente con una sonrisa forzada y saludó con falsa alegría:
-¡Aidan! ¡Qué sorpresa! ¡Estás estupendo!
El hombre de su vida la miró incómodo, sin saber qué responder.
-Vaya… parece que te vas a dar un buen atracón –dijo, y señaló su cesta de la compra.
-¿Esto? No, esto no es para mí. Bueno, no es solo para mí. A una amiga le ha dejado su novio y he montado una fiesta del pijama para darle apoyo moral –improvisó Marga con una sonrisa–. Me había olvidado por completo de que era esta noche, porque he estado muy atareada, y me he acordado justo ahora, que estaba a punto de hacer deporte. Así que ya ves, ¡qué pintas llevo!
- Comprendo… -dijo él-. Me alegro que te vaya todo bien.
Acto seguido, se marchó junto a su pareja a otra sección.
Marga salió del supermercado roja como un tomate, con varias bolsas de chucherías y lágrimas en los ojos. Se sentía como una idiota: tanto tiempo planeando el reencuentro para que fuera perfecto, y al final se produjo estando él felizmente emparejado, mientras ella estaba sola, con chándal, zapatillas de andar por casa y a punto de darse el atracón de dulces del siglo. Nunca había pasado tanta vergüenza.
-¡Eh, Marga! –escuchó gritar a Aidan al ir a cruzar la calle. Haciendo de tripas corazón, volvió a girarse.
-¿Si?
-Dime, si no estás ocupada mañana, ¿podríamos salir a tomar un café y hablar un poco?
-¿Y a tu chica no le importará? –preguntó Marga con un rayo de esperanza.
-Dudo que le importe, porque es mi prima y se va esta noche –respondió Aidan con una risa. Marga soltó el aire que había estado conteniendo-. ¿Sabes? Creo que quizás me equivoqué contigo. Casi había esperado que hicieras como en esos estúpidos libros de autoayuda y me buscaras por toda la ciudad con tus mejores galas para hacerme ver que estás genial, pero ya veo que has seguido siendo tú misma a pesar de todo. Eso me gusta.
Marga le evaluó con escepticismo durante un rato, incrédula. Finalmente dijo:
-¿Mañana dices? Creo que podré hacerte un hueco a las diez.
Aidan le respondió con una sonrisa.
-Perfecto. Te esperaré mañana donde siempre.
-De acuerdo. Ahora tengo que irme. Me queda mucho por hacer y poco tiempo hasta que mis amigas vengan. ¡Hasta mañana! –dijo alegremente antes de meterse en su portal. Una vez fuera de su vista, soltó un pequeño grito de alegría. Al final, el reencuentro había sido perfecto a pesar de todo.

https://deborahfmunoz.com/mis-obras/ 

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lunes, 27 de junio de 2011

Relato: La peor tortura

Hoy es la publicación de Adictos a la escritura. El proyecto de este mes consistía en hacer un relato con banda sonora. Mi banda sonora son las canciones del verano de la once ¿os acordáis? Para los no españoles, os explico: la once es una fundación para ayudar a los ciegos, venden lotería y hacen unos anuncios bastante buenos. Uno de los veranos hicieron una tanda de anuncios con el lema "Si tienes la ilusión de ser millonario, o compras el cupón de la once o inventas la canción del verano" (los españoles éramos muy de canción del verano, últimamente no tanto). Pues bien, fue un rotundo éxito y estuvimos todo el verano y parte del otoño con las canciones del verano de la once (¡hasta salió un disco!). Podía haber elegido cualquier otra, pero pegan más estas con el relato, ya lo entenderéis.

Sin más dilación, el relato:

La peor tortura

Me ha mirado un tuerto y ahora estoy maldita. Sí, suena estúpido, pero fue poco después de que me riera en la cara del tuerto por el hostión que se dio por la calle cuando empezó mi tortura. ¿Y cuál es mi tortura, os preguntaréis? Pues unas canciones. Sí, unas estúpidas canciones, no os riáis. Esas canciones tontas de la once, que se convirtieron en canción del verano. Las tengo en la cabeza, grabadas a fuego.
Empezáis a comprenderlo ahora ¿verdad? Porque eso fue hace unos cuantos años y sigo con las malditas canciones pegadas, que no se me van de la puñetera cabeza. No es tan malo, pensaréis. Pues sí lo es. Porque ya es de idiotas ir por la vida tatareando El atasco que asco, o la de las Tapas en verano, pero imaginaos por ejemplo que estáis en un ascensor en plenas navidades y empezáis a canturrear por lo bajo, de forma inconsciente, que os ha picado la medusa del amor, o que si tú me das cremita y yo te doy cremita.
Pues eso, que me tomaron por loca y me despidieron. Y mi marido se hartó de escuchar siempre la misma cantinela y me dejó. Lo triste es que ni siquiera me gustan las canciones de las narices. Pero es que he probado con todo y sólo puedo ir intercambiándolas entre sí, pero no puedo intercambiarlas por otra canción. Estoy harta ¡harta! Es una tortura, y llevo desde entonces buscando al tuerto. Ayer, al fin lo encontré… Me las va a pagar.
***
No lo entiendo… El tuerto está acribillado a balazos y sigo oyendo las canciones… Ahora la tortura es peor, porque las oigo todas a la vez. No puedo más, esto es insoportable… queda una bala en el arma… quizás así me las saque de la cabeza de una vez.
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miércoles, 22 de junio de 2011

Microrrelato: La obra de arte (¡viva el dadá!)

Cuán fue la sorpresa del encargado de mantenimiento del museo de arte contemporáneo cuando, al volver a por su carrito y su fregona después de tener que salir corriendo por una urgencia, encontró a una treintena de personas admirándolos como si de una obra de renombre se tratara.
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domingo, 19 de junio de 2011

Un poco de todo

Lo primero decir que siento mucho haber abandonado la lectura de tantos blogs últimamente. Primero por los exámenes, luego por la fiebre y ahora porque no encuentro ni un momento para mí. Es lo que tiene estar de vacaciones, que todo el que no lo está piensa que ahora que tienes tiempo puedes aprovechar y... Y claro, estoy más agobiada que cuando estaba en clase. Tened paciencia conmigo, espero que esta situación mejor pronto porque me parece que me merezco un descanso. Por otro lado, también es verdad que a algunos sí os intento comentar y que blogger no me deja en muchas ocasiones.

Lo segundo, avisar de que ya podéis descargar gratis el recopilatorio de Microrrelatos de Adictos a la escritura, donde participé con Abecedario Maligno y Bronca.

portada


Además, he quedado segunda en dos concursos de relatos: el primero en la mejor historia de abril de Lágrimas de tinta y el segundo en Alas de la libertad. ¡Estoy contentísima!

Esta semana se adelanta el planing 1 día: hoy entrada de escribolee, mañana reseña, pasado entrada de incursores... ¿La razón? Que el viernes 24 es mi cumpleaños y voy a celebrarlo ¡con un sorteo-concurso! Estad atentos... habrá varias categorías.

Participo en el concurso de relatos de La voz de Astarielle.

jueves, 16 de junio de 2011

Relato Trozos de vida reales e inventados

La mujer, ya mayor, se sube al tren para ir a comprar el regalo de aniversario a su marido, comida para el perro y unos juguetes nuevos para sus nietos. Al subir, elige un asiento desde donde puede ver a toda la gente del vagón sin problemas. Siempre la ha gustado mirar a la gente y tratar de adivinar en qué están pensando, cuál es su historia. Y además es algo muchísimo más divertido que mirar el insulso paisaje, interrumpido cada dos por tres por los túneles.
Empieza a dejar vagar su mirada hasta que por fin fija su atención en una chica de pelo largo, vestida con una camiseta de estilo hippy y una falda larga, que abraza contra su pecho un libro cerrado.
Lo que la ha llamado la atención de esa chica, aparte del libro, que ella misma ha leído hace poco, es que una persona que viste con colores tan alegres no pare de llorar. Ese libro, de argumento bastante triste, es seguramente la razón de su llanto.
“Qué mona”, piensa, “le ha conmovido la historia y no la importa que la vean llorar por ello. Yo me moriría de vergüenza si me pusiera a llorar así en público por un libro, pero me encantan las personas a las que no les importa”.

La chica hippy, incapaz de dejar de llorar, intenta distraerse y olvidar que su novio la acaba de dejar hace un rato. Por desgracia, hoy no es su día y ha cogido un libro tan triste que lo único que consigue al leerlo es deprimirse más de lo que ya está, así que se pone a mirar a la gente de alrededor, ya que el tren acaba de entrar en un túnel y no puede admirar el paisaje.
No tarda en fijarse en un hombre trajeado, de pelo corto y marrón bastante repeinado, que está frunciendo el ceño de forma tan espectacular que le daría repelús hablarle. El hombre, que está escuchando música, agarra su maletín como si le fuera la vida en ello y no para de mirar a un extranjero que entró en el tren hacía un rato y llevaba una guitarra en su funda.
“Menudo racista, está fulminando al pobre chico con la mirada”, piensa, “al menos podría disimular un poco”

El hombre trajeado difícilmente puede contener sus nervios. Tiene hoy una reunión importante en la que se juega el futuro de la empresa en la que trabaja, y está escuchando en su mp3 las últimas instrucciones para que todo salga bien. Su ceño fruncido es fruto de su gran concentración, ya que el archivo sonoro no se escucha demasiado bien y tiene que hacer un esfuerzo para oirlo.
Cuando el chico de la guitarra entra, sus nervios se intensifican. Nunca ha tenido reparos en que los músicos toquen en el tren, aunque sean un poco molestos, pero esta vez necesita de verdad el máximo silencio. Además, el chico tiene una cara de abstracción que no le gusta nada.
“Estos músicos drogatas nunca tienen problemas por molestar a la gente”, piensa, “Como se ponga a tocar la dichosa guitarra, me tendré que bajar del tren y llegaré tarde”.

El chico de la guitarra no ha molestado nunca a nadie tocando el instrumento, ni tiene intención de hacerlo en ese momento. Más que nada, porque ni siquiera sabe tocarlo y no es para él, sino que es el regalo de cumpleaños de su novia. Tampoco se mete nada, y su expresión de ensoñación tiene que ver más con su estado de felicidad que con otra cosa. Aun no entiende cómo una chica tan guapa y lista como ella ha acabado con él, y por eso lleva en una nube desde que empezaron a salir.
Mientras tenía estos pensamientos, mira a una joven madre con su hijo, regañándole por no estarse quieto ni un solo segundo.
“Es un poco joven para ser madre”, piensa, “pero claro, la mayoría de las chicas jóvenes están un poco descontroladas, no como mi novia”.

La chica no es madre, ni mucho menos, sino que la han obligado a hacer de canguro de su primo pequeño mientras su tía va a dar a luz a otro monstruo con forma humana y su madre la acompaña. Han sido las 14 horas más largas de su vida, y se ha quedado sin salir con sus amigas al cine porque no podía meter al niño en una película para mayores de 18 años. Por el contrario, ha tenido que pasarse todo el rato viendo películas de Disney, intentando que el niño comiera, durmiera o dejara de romper sus cosas. Está deseando llegar al hospital y deshacerse del mocoso, pensando que la deberían dar el triple de lo que la han pagado por aguantar al pequeño diablo.
En esos momentos, ve a tres mujeres trajeadas, que parecen bastante exitosas, hablar entre ellas animadamente.
“Yo seré como ellas”, piensa, “sin niños, sin ataduras, solteras y orgullosas de serlo”

Las tres mujeres no son solteras, ni mucho menos. Están casadas y tienen una media de dos hijos cada una, son compañeras de trabajo en una empresa inmobiliaria y en estos momentos se dirigen al colegio de sus hijos, sin haber tenido tiempo de cambiarse y ponerse algo más cómodo, porque los niños tienen una actuación en el colegio y sus maridos no pueden asistir.
-Como si ninguna de las tres supiéramos que a estas horas ellos ya salieron del trabajo y están tomándose unas copas en el bar –dice una de las amigas.
-¡Ya me gustaría a mí ser hombre! No se sienten obligados a nada nunca, aunque sean sus hijos –responde otra.
-Como ese hombre de allí –señala la última. Las tres miran con disimulo a un hombre con camiseta ancha, más que sentado, tirado en el asiento. –Miradlo, relajado, libre de todo un viernes a las cinco y media de la tarde. ¡El fin de semana fuera, sin los niños, y seguro que su mujer está en casa mientras cuidando a los retoños! ¡Hombres!

El hombre de aspecto relajado está al borde de la desesperación. Aunque estudió en la universidad muchos años, está en el paro desde hace meses y desde que le despidieron ha estado buscando trabajo sin éxito. Finalmente, ha desistido y ha comprado un pasaje en tren para ir al pueblo al que se mudaron sus padres al jubilarse, donde éstos le han conseguido un trabajo como agricultor. Él, que no ha sembrado nada en su vida y sólo ha visto el campo en la televisión, ha tenido que aceptar porque tiene varios créditos que pagar y están a punto de embargarle el piso.
En esos momentos, ve a una chica que mira por la ventana, también con maletas.
“Seguro que ella hace un viaje de placer, no como yo”, piensa amargado.

La chica vuelve a casa desde el extranjero, donde había pensado que todos sus sueños se cumplirían y se había encontrado en una ciudad en que varios millares de jóvenes con su mismo sueño competían con ella por migajas. Ahora estaba de vuelta, decepcionada y sin haber conseguido nada más de vaciar su cartera.
Cuando el tren entra en la estación, ve a un chico guapo y bien vestido con un gran ramo de flores y le sigue con la mirada mientras entra en el tren.
“No sé para qué te molestas en mirar”, se dice a sí misma, “esas flores son para su novia… o para su novio”.

El chico guapo lleva las flores a su abuela, ya que es su cumpleaños y no se le ocurre qué otra cosa puede regalarle. El problema es que cuando le pregunta a la anciana qué quiere que le regale, ella dice, simplemente, que lo único que le falta para ser feliz son un par de bisnietos. Algo que difícilmente puede darle ya que está soltero y no logra encontrar a la mujer de sus sueños… porque casi todas las mujeres que conoce y que están solteras, al verle tan romántico y detallista, piensan que es gay y que sale con ellas porque no quiere salir del armario y así disimula ante su familia.
Suspira mientras mira a una pareja. El hombre rodea cariñosamente con el brazo a su mujer, que está embarazada.
“Cómo me gustaría ser como ellos”, piensa con una sonrisa.

La pareja no en realidad una pareja, sino dos hermanos. Ella se quedó embarazada durante un viaje de trabajo al extranjero, y no logra dar con el padre de la criatura. Su hermano ha decidido hacer de padre sustituto y la ayuda en las clases de preparación al parto. Él la anima a seguir buscando al verdadero padre, del que sólo saben que vive en algún lugar del sur de Roma y que se llama Francesco. En el fondo, ambos saben que es inútil, pero es una pequeña distracción bienvenida.
-Míralo por el lado bueno, hermanita –dice el chico a la futura madre -Al menos no acabarás mayor, sola y rodeada de gatos, maruja y cotilla a más no poder, como la señora esa de ahí, que no para de mirar a todos para ver si puede enterarse de algo.

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martes, 14 de junio de 2011

Microrrelato: ¿Y si es cierto?

¿Qué hago yo aquí? Seguí un destello de luz a través del oscuro bosque con la infantil esperanza de que realmente fuera un hada, aunque es probable que se tratara de una luciérnaga. Y ahora estoy perdida, refugiándome de la lluvia en una cueva con un apuesto desconocido vestido con cota de malla que está profundamente dormido. Al verle le creí muerto y, aunque una vocecilla me dijo que no lo estaba y que debía besarle para que despertara, solo tuve valor para tocarle la mano… y comprobar si tenía pulso. 
La verdad es que dan ganas de besarle, pero no me hace gracia la idea. Seguro que duerme porque está cansado. Además, con esas pintas y las circunstancias en que le he encontrado (durmiendo en una cueva con cota de malla), lo menos que puede ser es un loco. Pero ¿y si es cierto? ¿y si realmente es un caballero medieval inducido a un sueño mágico y protegido por las hadas hasta que su media naranja (yo) llegue? En fin, quizás la loca sea yo, porque voy a besarle…


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martes, 7 de junio de 2011

Relato: La marea sube lentamente

 Hola a todos! siento no haber publicado relatos últimamente, pero entre la blogger lit con (próximamente la crónica) y las comidas familiares, no he tenido tiempo. Os recuerdo que esta semana empiezo con el horario de verano, así que mañana toca nueva entrada de Incursores de la Noche ¡No os lo perdáis!
Este es el relato que he hecho para los ejercicios periódicos de Adictos a la Escritura. La consigna de este mes es marea.

La marea sube lentamente

La marea sube lentamente. ¡Dios mío, Dios mío, Dios mío! ¿Por qué a mí, por qué tengo tanta mala suerte? No debería haberme alejado de la orilla, pero me entraron las ganas de hacer aguas mayores. Con tan mala suerte que, buscando un lugar donde evacuar sin que los demás me vieran y me gastaran sus bromitas, vi dónde había enterrado el tesoro el capitán. Es un hombre ocupado, claro está, y cuando tuvo que elegir entre desenterrarlo de nuevo para cambiarlo de sitio y acabar conmigo, lo tuvo fácil. Mi vida no vale mucho. 
La marea sube lentamente. Dentro de un rato, moriré.

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miércoles, 1 de junio de 2011

Nuevo blog y novedades

He creado un nuevo blog, que irá paralelo a éste. Hace tiempo que quería hacer reseñas para opinar sobre los libros que me voy leyendo, pero no me gustaba la idea de insertarlos aquí, en escribolee, ya que los que me seguís lo hacéis por mis relatos y pensé que podía molestaros. Así que nada, he hecho otro nuevo y si también queréis reseñas sólo tenéis que seguirlo XD
Quería llamarlo escriboleo, pero estaba cogido así que es escriboleeo. Además de las reseñas, recogerá información sobre los concursos, opinión, eventos... Vamos, que mientras que escribolee recoge mi faceta de escritora, escriboleeo recoge mi faceta como consumidora/lectora. Y, como soy publicista, no podía faltar un análisis de las campañas de marketing ; )
Preparando las reseñas me he dado cuenta del trabajo que lleva si lo quieres hacer bien (no me gusta ser una chapucera), así que ¡Espero que os guste!

También deciros que ya podéis leer mi relato candidato a Mejor historia de Junio en el blog Lágrimas de tinta. Se llama La chica pájaro y es un cuento muy corto. Pronto colgaré el relato que hice para Mejor historia de Abril, que ha quedado segundo, ahora que me fijo XD. A todo esto, todavía queda un mes para participar y os lo recomiendo.

Además, como ahora estoy de vacaciones quería informaros un poco de mi nuevo plan para el verano, que empezará la semana que viene. 
Lunes: reseña en escriboleeo
Martes: relato en escribolee
Miércoles: nueva entrada de incursores de la noche
Jueves: relato en escribolee
Viernes: reseña en escriboleeo
(el finde lo dedicaré a descansar, que falta me hace)
Hay que tener en cuenta que será un plan flexible, por ejemplo la semana que haya que entregar un ejercicio de Adictos a la escritura en un día que no toque relato lo haré ese día y no cuando toca. Y aunque me lea más libros a la semana (entre 2 y 4) voy a dejarlo así de todas formas, para organizarme. Esto sólo lo haré en verano, cuando empiece las clases ya veré cómo lo hago.

El día 24 de este mes, que es mi cumple, publicaré las bases de un nuevo sorteo-concurso de escribolee. ¡Estad atentos!

Y creo que eso es todo, por el momento.